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4-6 acampaban en los territorios de los israelitas y destruían sus cosechas, y además se llevaban sus ovejas, sus bueyes y sus burros. No les dejaban nada que comer. Eran tantos los que venían con sus camellos, que no se podían contar. Parecían una plaga de saltamontes, pues todo lo destruían y hacían sufrir mucho a los israelitas. Esto mismo pasaba en la región de la costa cercana a Gaza.

Entonces los israelitas le suplicaron a Dios que los salvara del poder de los madianitas, y Dios les envió un profeta para que les dijera:

«El Dios de Israel los sacó de Egipto, donde eran esclavos.

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